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FAQ de TeleRead

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David H. Rothman | rothman@clark.net

TeleRead es un plan apartidista para introducir libros electrónicos y otros recursos educativos en los hogares americanos por medio de una biblioteca digital nacional y pequeñas computadoras con pantallas de alta definición que, eventualmente, se podrían vender por menos de $100 dólares. La misma idea se podría aplicar en muchos otros países.

Los partidarios de este plan van desde William F. Buckley, Jr. al fundador del foro de CompuServe sobre cultura afro-americana, y la propuesta aparece en una colección de informática del MIT Press (Prensa del Instituto Tecnológico de Massachussets) y de la Sociedad Americana para la Informática.

Contrario a la mayoría de los planes educativos, TeleRead ayudaría directamente a las empresas y hasta reduciría la burocracia federal. De hecho, ayudaría a cambiar los recursos del papeleo al aprendizaje.

¿Cuál es la justificación?

De acuerdo con el Secretario de Educación de los Estados Unidos Richard W. Riley, conseguir que los niños lean mejor es "nuestra tarea más importante". Y en una economía cada vez más compleja, necesitamos promover el aprendizaje de por vida.

La televisión juega un papel en esto. Pero los libros no se ven bien en la televisión; las pantallas son demasiado grandes y las formas y resolución no son las correctas. Y hay pocas computadoras que sean adecuadas para leer libros hora tras hora. Mucha gente preferiría tenderse en el piso o en el sofá.

Al mismo tiempo, las escuelas en Estados Unidos no están gastando lo suficiente en propiedad intelectual, únicamente $125 dólares al año por niño para todo el material, desde libros de texto hasta videos. ¿Y las bibliotecas? Bastante menos de $5 dólares por ciudadano. Las necesidades de propiedad intelectual sólo crecerán en momentos en que queremos que tanto los niños como los adultos tengan la capacidad de trabajar con información actualizada.

Tal vez una cuarta parte de los libros de texto actuales hayan estado en uso durante una década. Lo que es más, una encuesta llevada a cabo por la Asociación de Editores Americanos y la Asociación Nacional de Educación encontró que el 38.6% de los maestros dice que al menos algunos de sus estudiantes no cuentan con libros de texto para llevarse a casa. El estudio también reveló que la mitad de los maestros no puede encargar tarea porque los niños no cuentan con suficientes libros. Los libros son difícilmente la única forma de aprender, pero se destacan por su habilidad de estimular el pensamiento abstracto; ésta es una necesidad no solamente para los futuros trabajadores, sino también para los futuros votantes.

El Internet actual no es substituto para TeleRead. Casi siempre, por ejemplo, los usuarios diligentes pueden consultar un listado de catálogo de una biblioteca en busca de un libro, pero no verán el libro completo en línea. Esto se debe a las leyes de derechos de autor, las cuales se volverán más estrictas con respecto al Internet bajo la legislación que se propone actualmente en el Capitolio.

Por razones obvias, los editores y los escritores normalmente no pueden dar libros gratis, y les preocupa la piratería digital.

¿Pero, cómo proporcionarles los libros para aquéllos que los necesitan? Si las tendencias actuales continúan, otros se podrán burlar de los niños de los distritos escolares más pobres usando citas de libros, pero en la mayoría de los casos estos niños no podrán ver los textos reales. Estaremos haciendo réplicas en línea de las "salvajes desigualdades" de nuestras escuelas y bibliotecas actuales. La solución lógica es proporcionar mecanismos de fondos adecuados para divulgar los libros mientras compensamos de forma justa a los escritores y editores.

En nuestra actual economía "orientada al conocimiento" de $7 billones de dólares, las regalías de los libros ascienden a $5 mil millones de dólares al año o menos: una fracción de los ingresos de, digamos, Hewlett-Packard o IBM. Los best-sellers son raros. El contenido resulta afectado porque la compensación es típicamente tan baja. Aún los escritores que trabajan en otros oficios le dedican menos tiempo a sus libros de lo que podrían dedicar si las compensaciones fueran más justas.

Dicho de manera simple, necesitamos ponerle atención al "software" intelectual, no solamente al hardware usual.

La cuestión del archivado es otro argumento a favor de TeleRead. El Internet por sí mismo no preservará la historia ni la herencia literaria de nuestra nación. Los recursos van y vienen. Los editores florecen al igual que mueren. Miles de sitios, algunos confiables, otros no, componen la Red a escala mundial. Los enlaces cambian constantemente. No hace mucho, el Washington Post suprimió un enlace que iba de mi página de la red al obituario de mi padre.

¿Por qué iniciar TeleRead en vez de apoyarnos en más libros de tipo tradicional?

TeleRead proporciona una mayor eficiencia en costos para distribuirle una amplia variedad de libros actualizados a la gente que se encuentra hasta en las regiones más remotas. Los expertos en alfabetización reportan una fuerte correlación entre el amor al aprendizaje y la variedad de libros disponibles. Además, las telelectoras podrían correr software educativo y servir como una forma barata de entrar a Internet. Con teclados auxiliares, se podrían utilizar para escribir trabajos escolares y para el correo electrónico.

¿Por qué este enfoque en vez de simplemente enlazar las escuelas y las bibliotecas?

Necesitamos urgentemente enlazar las escuelas y las bibliotecas, como lo ha visualizado la administración del Presidente Clinton. Pero la mayoría del aprendizaje se lleva a cabo en casa. Lo que es más, una columna en el Washington Post hizo referencia recientemente a la posibilidad de que los que no son "yuppies" tengan que conectarse a las terminales de las bibliotecas para leer libros electrónicos.

 

TeleRead ofrecería una ventaja más en comparación con un enfoque relacionado a las inscripciones escolares. El material les llegaría a los niños y a otros en forma individual y no inscribiéndose en una escuela en particular. Y así, sin que surjan preguntas sobre la separación iglesia-estado, TeleRead pondría a la disposición de todos una variedad de libros mucho más amplia.

¿Y los beneficios para el gobierno, las empresas y otros segmentos de la sociedad aparte de los niños y las personas de bajos recursos?

La mayor parte de la educación ayuda a las empresas a la larga al mejorar la fuerza de trabajo, pero TeleRead ofrecería recompensas inmediatas ya que las mismas máquinas que servirían para leer libros podrían también utilizarse para formas electrónicas. Estas podrían ser planas y compactas y utilizar una interface estilo pluma.

Los americanos están gastando cientos de miles de millones de dólares al año en tiempo y dinero para llenar formas de pago de impuestos y otras formas del gobierno. Los costos del papeleo en el sector privado son probablemente mucho más altos. En una economía de siete billones de dólares podríamos ahorrar muchos miles de millones aunque sólo redujéramos este papeleo en una cantidad infinitesimal. Federal Express tiene tanta confianza en las formas electrónicas que hasta les presta computadoras, sin costo, a algunos de sus clientes.

Además, TeleRead podría ser un gran beneficio para hacer compras desde casa, no solamente en el Internet sino también en la televisión interactiva. Una Telelectora podría funcionar con un teleconvertidor y funcionar como un control remoto sofisticado, habilitando hasta la respuesta más compleja del televidente por medio de un interface de pluma y tal vez un teclado.

Otros grupos que se beneficiarían también serían los discapacitados y las personas de la tercera edad. Con las Telelectoras podrían variar el tamaño de las letras que vieran en la pantalla y podrían requerir menos viajes a las bibliotecas o a las librerías.

TeleRead también podría ayudar a los campesinos al aumentar significativamente la cantidad de material disponible, lo cual se convertiría en una forma de ayudar a reducir la brecha entre las escuelas rurales y las suburbanas, y daría origen a nuevas industrias que dependerían cada vez más de la información.

Más allá de lo anterior TeleRead ofrecería otro beneficio: oportunidades de contratación de los servicios en línea existentes y para la industria de la computación en general. La meta aquí es el bienestar público, pero en el camino se producirían muchas oportunidades lucrativas de contratación.

¿Qué pasaría con los costos de TeleRead en esta era de austeridad?

TeleRead podría comenzar en pequeño, con un proyecto piloto que costaría únicamente de cinco a diez millones de dólares y crecería sólo al justificarse los costos. El primer paso sería una biblioteca nacional digital con un número limitado de libros que cubrieran un número limitado de temas.

Por supuesto que TeleRead podría también proporcionar enlaces para material de dominio público de alta calidad que se encuentre en el Internet.

Pero aún desde el principio, TeleRead permitiría colocar en línea libros verdaderos. Mientras que un TeleRead totalmente desarrollado podría costar miles de millones, el programa podría ser tan grande o tan pequeño como lo quisiera el público.

¿De quién serían las Telelectoras?

Casi todos podrían, eventualmente, poseer una máquina Telelectora. Sin embargo, las escuelas y las bibliotecas servirían como un mercado básico, una incentiva para que el Valle del Silicio dirigiera la reducción de los costos. Esta tecnología se presta bien a la producción masiva cuando existen los mercados.

La gente podría pedir prestadas las máquinas, familiarizarse con ellas en sus ratos libres y entonces comprar la suya.

Las máquinas gratis serían únicamente para los más pobres. Mucha gente de bajos recursos podría comprar modelos de segunda mano.

¿Cuál sería la extensión del material a cubrir?

Los libros tradicionales deberían ser el enfoque principal de TeleRead, ya que estimulan el pensamiento sostenido, y también porque son el medio más vulnerable para la piratería digital. Los libros llevarán las de perder si continúan las tendencias actuales. La mayoría de los usuarios de Internet prefieren comunicarse entre sí que leer libros especialmente con las limitantes de la tecnología actual, y el crecimiento deslumbrante de Hollywood en las redes de computación se convertirá en otra distracción.

TeleRead también ayudaría de otra forma a los libros al reducir significativamente los incentivos financieros del fotocopiado, dado que el material estaría disponible en los hogares en forma gratuita.

Además de los libros, TeleRead podría también incluir software educativo, el cual es frecuentemente víctima de la piratería en la actualidad. Lo que es más, la biblioteca podría ofrecer audio y video para el dominio público. Por el momento, al menos, los usuarios de Internet pueden conectarse sin costo alguno a las transmisiones de la National Public Radio (Radio Pública Nacional).

¿Cómo llegaría el material a los lectores?

TeleRead podría utilizar una variedad de medios, desde módems de cable hasta líneas de teléfono ordinarias y bancos de CR-ROMs, desde los que los niños podrían bajar información en la escuela. El gobierno no construiría su propia red, sino que permitiría que los ciudadanos utilizaran los recursos ya existentes.

Las nuevas tecnologías deben reducir en forma significativa los costos de transmisión. TeleRead hasta podría hacer posible que los niños en edad escolar intercambiaran libros y otros artículos por medio de enlaces RF de rango corto. Qué mejor uso para una banda NII. En la sección de "Mecanismos de Seguimiento" se indica cómo podríamos asegurar una compensación adecuada para los poseedores de derechos de autor desde un fondo de una biblioteca nacional, sin importar la forma en que los usuarios obtengan acceso a los artículos.

¿Quién sería el propietario de las bases de datos de TeleRead?

La mayoría de las bases de datos físicas serían propiedad privada y se le arrendarían al gobierno, con muchas redundancias para permitir la conservación adecuada del material. La Biblioteca del Congreso, por supuesto, podría mantener sus propios archivos digitales como una mayor garantía de que el material estaría salvaguardado.

¿Quién seleccionaría el material?

Muchos bibliotecarios públicos y académicos, ubicados en muchas ciudades, seleccionarían los libros dependiendo de las necesidades tanto locales como nacionales. Y los bibliotecarios tendrían la libertad de seguir comprando libros impresos o de adquirir libros electrónicos que TeleRead no abarcara.

¿Algún cheque en poder de los bibliotecarios?

Los editores y escritores podrían aportar dinero de entrada para calificar para pagos de acuerdo con los estatutos de TeleRead si los bibliotecarios rechazaran libros y otros trabajos que se ofrecieran para su publicación por regalías.

Existirían otros tipos de protección. Los escritores y editores continuarían teniendo la libertad de publicar en el Internet, o por medio de libros tradicionales impresos.

Lo que es más, el sector privado podría donar dinero para libros e iniciar sus propias colecciones enlazadas a la biblioteca principal de TeleRead.

¿Cuál sería el criterio principal para pagarles a los escritores y a los editores?

A los editores, o a los escritores que publiquen directamente, se les pagaría de acuerdo al número de llamadas de Internet para obtener acceso a sus libros u otros artículos. Por razones presupuestales, las regalías por libro normalmente bajarían en el caso de los mayores best-sellers. Pero los editores y los escritores podrían mantener estas tarifas invirtiendo dinero por etapas de acuerdo al crecimiento del número de llamadas. Y así podríamos preservar los incentivas financieros del mundo editorial actual y pagar en parte por los libros de TeleRead a través de los mismos editores. A cambio, por supuesto, el sector privado obtendría su justa recompensa como se fuera justificando.

¿Cuáles serían los mecanismos de seguimiento para asegurar el pago adecuado de las tarifas por llamada?

Los mecanismos de seguimiento serían similares a los que utilizan las compañías de pago-por-lectura, pero con una importante diferencia. Los lectores no pagarían directamente por los libros que cubriera TeleRead. En lugar de esto, el dinero vendría de un fondo nacional de bibliotecas.

Los usuarios no podrían efectuar llamadas para obtener acceso a libros o software educativo sin utilizar redes de computación para reportar accesos anteriores. De otra manera no podrían descifrar artículos adicionales. Los reportes se generarían fácilmente, tal vez hasta en forma automática, si los ciudadanos utilizaran desde el principio redes de computación para obtener el material, y se implementarían protecciones a la privacidad.

Debido a estos mecanismos de seguimiento, sería posible que los niños intercambiaran artículos por medio del radio y otros medios, y continuar reportando sus accesos posteriormente. No es necesario decir que TeleRead compensaría a los escritores y a los editores con más precisión de lo que lo harían muchos sitios con acuerdos de licencia.

¿Qué pasaría con el problema de la pornografía?

TeleRead utilizaría un sistema similar a la ya propuesta Plataforma para la Selección de Contenido del Internet. Los mismos padres podrían controlar la lectura de sus hijos, o delegarles esta tarea a compañías u organizaciones como la Coalición Cristiana. Los controles de acceso serían extremadamente efectivos dado que TeleRead estaría diseñado desde un principio como una biblioteca nacional que le proporcionaría servicios a gente con gustos y valores diferentes.

¿Continuarían estando disponibles los libros impresos?

Las librerías no sólo tendrían la libertad para continuar vendiendo libros impresos, sino que también podrían imprimir copias de libros de la biblioteca nacional digital, siempre y cuando le dieran un seguimiento preciso al número de ejemplares que imprimieran, de forma que los escritores y editores pudieran obtener las regalías adecuadas del fondo de la biblioteca nacional. Lo que es más, los negocios de fotocopiado, al igual que las librerías, podrían imprimir libros.

¿Cuál sería la naturaleza de una agencia de TeleRead?

TeleRead podría operar ya sea dentro de la Biblioteca del Congreso o en conjunto con ella.

Sin embargo, cualquiera que sea la forma que tomara la agencia, sería importante respetar los intereses de los bibliotecarios ubicados fuera de Washington para garantizar que ellos, y no únicamente una elite de la Costa Este, dominaran el proceso de selección.

En resumen, TeleRead debería ser como mismo el Internet. Este nuevo medio debe trascender los lugares específicos, pero al mismo tiempo mejorar la calidad de la vida local al ampliar el rango de información que los ciudadanos puedan consultar para tomar sus decisiones personales y empresariales.

Finalmente, no dejen que la palabra "agencia" los asuste. Como se señaló anteriormente, las fundaciones privadas podrían iniciar sus propias colecciones y la biblioteca principal de TeleRead se podría conectar a ellas. De hecho, ya le he estado pidiendo a Bill Gates que done El Gran Gatsby y otras obras, especialmente aquéllas de escritores contemporáneos. Un pedagogo ha sugerido la creación de la "Colección William Gates". Suena bien. Aún con un enfoque descentralizado, es importante tener muchos medios de financiamiento para libros y autores. Hace algunos años, William Buckley sugería que si Andrew Carnegie estuviera vivo me hubiera comprado la idea de TeleRead por $1 dólar y hubiera donado una biblioteca de TeleRead al pueblo americano. Indirecta, indirecta, Sr. Gates.

¿Quién inició TeleRead y quién participa?

TeleRead es un esfuerzo local y yo lo inicié. Soy un escritor interesado en el Internet y en sus efectos sobre la educación y la sociedad en general. Habiendo estado en línea por más de una década, he contribuido con Scholarly Publishing: The Electronic Frontier (Publicación académica: La frontera electrónica) (The MIT Press and the American Society for Information Science, 1995 (La Imprenta de MIT y la Sociedad Americana para la Informática, 1995) y soy el autor de NetWorld!: What People are really doing in the Internet, and What it Means to You (Prima Publishing, 1996) (Red Mundial: Lo que la gente realmente está haciendo en el Internet y lo que significa para usted (Editores Prima, 1996). No estoy afiliado con ningún fabricante de computadoras y, de hecho, visualizo a muchas compañías fabricando Telelectoras. Soy miembro de diferentes grupos de escritores, así como del Consorcio para Enlazar Escuelas en la Red. Los puntos de vista expresados aquí son los míos propios y no necesariamente los de alguna organización. Le doy la bienvenida a la ayuda voluntaria. Mientras tanto, mi agradecimiento a Guy Berliner, un ingeniero de gran corazón que vive en San Diego y que recientemente comenzó a ayudarme a actualizar este sitio. Guy me ha proporcionado el espacio en servidor. La Fundación Subrosa que se menciona en el espacio de Quién es para TeleRead es Guy y su servidor.

¿Preguntas? Me pueden mandar un correo electrónico a

También me pueden enviar correspondencia a: rothman@clark.net   805 North Howard, Alexandria, VA 22304, o contactarme por teléfono al 703-370-6540. La página de TeleRead está en: http://www.teleread.org.

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