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Los Veteranos del Cuerpo de Paz de Estados Unidos Hablan de las Razones por las que el Tercer Mundo Necesita la Red
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¿Cómo puede ayudar la Tecnología a Chiapas y la Ciudad de México?

Por David H. Rothman
Conferencia impartida el 25 de febrero de 1998 en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey 

 

El estado de Chiapas Zapatista Web PagePhotograph from Chiapas--by Douglas J. Kennett no es solamente un lugar azotado por la pobreza en México. Es también una batalla que se lleva a cabo en el Internet. Desde Normandía hasta Australia, desde Islandia hasta Nueva Zelanda, cientos de miles de navegantes de la red se enteran de las atrocidades que ocurren ahí. Los seguidores del Subcomandante Marcos están conectados; el buscador de AltaVista tiene al menos varios miles de menciones acerca de él. Cualquier día de estos veremos a un sonriente Subcomandante Marcos en la publicidad de alguna importante revista liberal, en la cual aparecerá acompañado de una marca de computadora personal políticamente correcta con, por supuesto, suficientes puertos de entrada para impresora láser de color, fax módem y conexión vía satélite las 24 horas del día con el periódico New York Times.

Lo que les he dado es un ejemplo de la hipérbole y el humor que surgen algunas veces si un escéptico oye hablar sobre la tecnología que se está utilizando en las áreas alejadas del Tercer Mundo, ya sea para la agricultura o para la revolución. Aunque seamos firmes creyentes de las chimistretas, podemos reírnos de estos aparentes absurdos.

Con mayor seriedad, al referirse a México y la Red, el experto en telecomunicaciones Gary Chapman escribió lo siguiente en el periódico Los Angeles Times: "Mientras contemplaba los rostros cansados y serios de los campesinos de Map showing location of ChiapasChiapasChiapas arrastrando los pies a través del Zócalo, me pareció claro que el Internet y el ciberespacio no son una solución para sus problemas." Y en gran medida Gary Chapman estaba en lo correcto acerca de los límites de la tecnología. Los módems por sí solos no pueden hacer que el maíz crezca más y mejor. Y las hojas de cálculo más precisas del mundo no pueden garantizar la igualdad en la distribución de la tierra. Ni los chips ni los tableros de circuitos impresos revivirán a los niños, las mujeres embarazadas y las demás víctimas de la Masacre de Acteal. Claramente la tecnología no es la solución..

Pero como les mostraré más adelante, la tecnología sí puede ser parte de la solución si el gobierno, las empresas, las sociedades no lucrativas y los sindicatos trabajan juntos para utilizarla bien. Puede significar más alimento, más aprendizaje, más salud, más dinero y sí, TeleRead Home Pageen un país dividido, más paz. Hoy hablaré acerca de dos ideas, el Cuerpo de Paz Electrónico y TeleRead, los cuales les explicaré más adelante en esta conferencia. He escrito acerca de esto por toda la red, pero tengo mis sospechas acerca de las visiones que se adaptan a todo, y he tratado de adaptar mis ideas lo mejor que he podido para México. E incluso entonces, les pediré que simplemente extrapolen lo que estoy diciendo, en lugar de pensar: "¡Ah! David Rothman espera que nosotros lo hagamos exactamente de esta forma." Permítanme ser un gringo sabelotodo, pero sólo dentro de los límites.

Mientras les transmito con gusto mis opiniones favoritas sobre lo que los navegantes y los creadores del futuro del México electrónico deben y no deben hacer, les daré algunos ejemplos de Estados Unidos. Mis puntos de vista reflejan algunos de los viejos valores gringos. No soy ni un socialista ni un liberal que odia al gobierno. En lugar de esto, creo que los gobiernos juegan un importante papel en las comunicaciones y en la transmisión de los conocimientos. Benjamin Franklin, importante personaje de nuestra guerra de independencia, estableció la Oficina Postal de los Estados Unidos, y se suponía que eventualmente ésta debería otorgar tarifas especiales a los periódicos para patrocinar la distribución de literatura. Otros en los Estados Unidos se dedicaron a fundar escuelas públicas para capacitar a los ciudadanos en temas como la agricultura y otras áreas de producción. Y por supuesto tenemos nuestras bibliotecas públicas. Estas existen incluso desde antes de que un escocés llamado Andrew Carnegie se volviera rico en Estados Unidos, se sintiera culpable y cediera generosamente millones de dólares para construir bibliotecas que ayudaran a iluminar a la población de Estados Unidos y de otras partes. Aunque este magnate de los ladrones creía en la filantropía privada, también veía que las bibliotecas públicas tenían una misión educativa más importante. De hecho, Carnegie no financiaba una biblioteca para una ciudad, a menos que sus ciudadanos pudieran mantenerla después de que los carpinteros hubieran puesto el último clavo. Tenía el valor que se requiere para dirigir la causa del libre conocimiento. En opinión de este propietario de acerías, una biblioteca debía ser una universidad para el pobre; y ahora, según mi propia opinión, el Internet debería ser realmente lo mismo. Sin un esfuerzo muy consciente de parte del gobierno y del resto de la sociedad, la Red puede agrandar la brecha entre los ricos y el resto de la gente. El Internet no puede hacer alquimia con todos los campesinos y convertirlos en millonarios o en magnates petroleros, pero puede servir como una guía potencial de la clase media, igual a lo que Carnegie quería que fueran las bibliotecas.

Ciertos líderes de opinión de los Estados Unidos, ¡ay de mí!, han desarrollado también un problema de amnesia cuando se refieren al papel que juega el gobierno en la transmisión del conocimiento en forma gratuita, o al más bajo costo posible. Hace algunos años, Washington empezó a diseñar la Infraestructura Nacional de la Información (NII) del futuro. Esta es la jerga burocrática para las cadenas y para los artilugios y gente que se relacionan con ellas. Yo estaba fascinado. Ahora planearíamos cuidadosamente las cosas en Estados Unidos en lugar de dejarle todo al mercado. Entonces la Casa Blanca nombró un Consejo de Asesores de la NII con más de 30 miembros. Este Consejo incluía solamente un bibliotecario y un maestro profesionales. Muchos de los otros venían de universidades como la CBS, Walt Disney, la MCA Music Entertainment Group, y la Asociación Cinematográfica de América. Era algo así como si la Casa Blanca estuviera planeando la Infraestructura Nacional para el Entretenimiento.

De acuerdo, yo le veo un papel importante al Internet en relación con el entretenimiento y no, no es derecho inalienable de cada ciudadano disfrutar gratis de la más reciente película sanguinaria; necesitamos establecer prioridades. Y aplaudo los esfuerzos oficiales y no oficiales para proporcionar un servicio de Red de bajo costo para las escuelas y bibliotecas. Esto es importante, no un detalle pasajero. Gracias en parte a Bill Clinton y a Al Gore, los estudiantes más pobres de mi ciudad pueden caminar hasta la biblioteca y ver en pantalla páginas educativas de la Red, muchas veces a una velocidad de 28.8K en el módem. A lo largo de los años el gobierno americano ha hecho, en general, más cosas buenas que malas. De hecho, si no hubiera sido por el gobierno federal no hubiera habido Internet, ya que fue un desarrollo accidental de las investigaciones del Pentágono que datan de la parte más fría de la Guerra Fría, época en que Moscú y Washington estaban muy cerca de hacerse explotar entre sí, y en que los científicos querían que las conexiones de las computadoras fueran más resistentes de lo que pudiéramos ser los humanos.

Ahora Washington ha encontrado otro uso para la Red: promover el comercio y Hollywood. Este deseo es difícilmente satánico. Pero a lo largo del camino la Administración Clinton-Gore se ha distraído, y todavía no nos ha dado un buen plan de largo alcance para adaptar la tecnología y las finanzas de forma que los libros contemporáneos se puedan encontrar gratis en el Internet, siguiendo la tradición de Andrew Carnegie.

Se incrementan las posibilidades de que el brillo del multimedia que se origina en Hollywood, o de que la televisión de doble vía entre la gente común distraigan a las masas de los libros y del pensamiento continuo que éstos motivan. Si no tenemos cuidado, los libros tipo pago por evento en la Red serán una carga para la curiosidad y sólo empeorarán el problema. Ni siquiera Bill Gates, el hombre más rico de Estados Unidos, ha salido al paso para llenar este vacío. Los periódicos lo han alabado como Carnegie II, pero él sólo ha gastado un pelito de su fortuna de 40 mil millones de dólares en las bibliotecas públicas, y actualmente la Fundación Gates para Bibliotecas (Gates Library Foundation) está haciendo más por promover software y CD-ROMs para computadoras que una biblioteca electrónica en la Red, el medio favorito de millones de estudiantes. No confundamos nunca la comercialización con la filantropía pura. De acuerdo a lo que he visto hasta ahora, Washington no puede depender sólo de Gates para poner libros electrónicos gratis en la Red de la misma forma masiva en la que Andrew Carnegie hubiera tratado de hacerlo.

Hablando de otras deficiencias y vacíos en la política de la información en Estados Unidos, permítanme también decirles que el gobierno federal no ha sido tan cuidadoso como hubiera podido serlo para proteger la privacidad y dignidad de los ciudadanos conectados. De hecho, la Casa Blanca ha llegado al grado de tratar de desmotivar el uso de programas de codificación que las agencias policiacas no pueden decodificar, una política que dañaría tanto a las personas como a las organizaciones si las claves electrónicas cayeran en las manos erróneas. Por otro lado, los comercializadores en los Estados Unidos todavía están reuniendo la información más personal acerca de los navegantes de la Red basándose en sus hábitos de navegación. Tampoco el gobierno ha intervenido lo suficiente para evitar que las agencias crediticias utilicen la Red para obtener ganancias por la invasión a la privacidad. Más aún, de acuerdo con las leyes actuales, los comercializadores podrían inundar fácilmente nuestros buzones con correo chatarra sórdido, el cual promueve todo, desde fraudes accionarios hasta sitios pornográficos en la Red. Al mismo tiempo hay congresistas que han luchado por implementar leyes contra la pornografía que muchos temen que puedan convertir toda la Red en el equivalente a una sala de lectura para niños de una biblioteca.

Así que ahí lo tienen, una serie de pros y contras que su Programa de Desarrollo de Informática y su comunidad empresarial President Zedillo's Home Page (English-Language)pueden tener en mente en lugar de imitar ciegamente a los Estados Unidos. Lo que es más, Washington ha estado trabajando no sólo en una Infraestructura Nacional de la Información (National Information Infrastructure, NII), sino también en una  Infraestructura Global de la Informatión, una razón más para estudiarnos cuidadosamente.

Tanto los retos como las oportunidades abundarán conforme ustedes expandan sus propias redes y conecten sus propias escuelas y bibliotecas aquí en México. Primero, los retos. El México rural no es exactamente el Valle del Silicio por el número de conexiones que disfruta. Millones de mexicanos comunes y corrientes no pueden levantar el teléfono, ya sea celular o fijo, "para llamar al doctor ni para obtener otros tipos de ayuda por medios electrónicos. En Estados Unidos casi todos tienen teléfono; en México, la mayoría no lo tienen. Sin embargo, otro obstáculo que constituye un problema que la Red podría ayudar a mitigar de cierta forma, es que las regiones pobres de México sufren altos grados de analfabetismo. Y la clase media mexicana, que es el verdadero mercado actual para la tecnología, es minúscula en comparación con el tamaño que tiene en Estados Unidos. Ustedes están atrapados en lo que los programadores llaman un círculo vicioso. Los campesinos de Chiapas y la gente de los barrios en la Cd. de México no van a comprar las Pentiums más nuevas con módems de 56 Kbps e impresoras láser si las cajas cuestan muchas veces más de lo que ganan mensualmente. Ni siquiera los miembros menos adinerados de la clase media pueden pagar las versiones más nuevas de estos productos; considerarían que es tan fácil comprarlas como un yate de 80 metros de eslora. Los precios de la tecnología bajarán eventualmente; pero mientras tanto, millones de niños mexicanos están creciendo sin las habilidades técnicas que podrían ayudarles a enfrentarse al futuro con mayor confianza en sí mismos. Atrapados en el círculo vicioso, muchos tratan de huir de su tierra natal hacia los Estados Unidos. Todos hemos oído hablar de los perros, los guardias y las cercas en Nogales y otras ciudades fronterizas; y para ambos países son una NII diferente, una Infraestructura Nacional de la Ignorancia (National Ignorance Infrastructure, NII), un monumento a la aparente insolubilidad de los problemas.

Y sin embargo, por curioso que parezca, en algunos de los mismos hechos horrorosos que les acabo de mencionar, también veo esperanza. Sí, aún con el menor número de líneas telefónicas, ya que México puede llevar a cabo las revoluciones digital, celular y de la fibra óptica sin tener que preocuparse tanto por la gigantesca inversión que se hizo en anticuado cableado de cobre. Imagínense la promesa de combinar la radiofonía celular con estaciones fijas que pudieran enviar y recibir vía satélite.

Al convertirse en líderes de la desregularización de las telecomunicaciones, no de la desregularización sólo por desregularizar, sino desregularización para motivar el desarrollo, ustedes pueden controlar su propio destino en la mejor forma. México ya ha disfrutado de un boom en la telefonía celular. Hoy en día, un hombre a caballo en ciertas áreas privilegiadas de su país puede presionar unos cuantos botones y conectarse a París o a Melbourne, o enviar faxes o correos electrónicos a Roma. Los países del Tercer Mundo ya no tienen que apoyarse tanto en las sobras de Europa o de los Estados Unidos. Ustedes pueden disfrutar de las cajas y de los cables, o de la falta de estos cables, en sus propios términos.

Más aún, la mezcla correcta de educación y tecnología podría de hecho convertir a los niños de las selvas y de los barrios en programadores de Java, en administradores de redes, en comercializadores. En comparación con Estados Unidos, México es una nación mucho más joven, llena de cerebros nuevos que se pueden empapar de conocimientos nuevos que probablemente los cerebros viejos no puedan absorber tan fácilmente. Nicholas Negroponte, fundador y director del Laboratorio de Medios (Media Laboratory) del Instituto Tecnológico de Massachusetts, (Massachusets Institute of Technology, MIT), ha observado que: "casi la mitad de la población de las naciones en vías de desarrollo tiene menos de 20 años de edad, en contraste con menos de un tercio en los países desarrollados". No todos los jóvenes van a sentir pasión por Java o C+, pero imagínense los beneficios aún si sólo una fracción la siente, y si los demás pueden aprender a aplicar la nueva tecnología en sus propios campos de trabajo. Hasta los artistas pueden florecer en el ciberespacio. Mientras estaba haciendo la investigación para esta presentación, me sorprendí con la belleza de muchos sitios Web de México; vi brillantes destellos de color, del mexicano ciber moderno, que probablemente nunca hubiera encontrado en sitios Web de Boston o de Seattle. El arte para las galerías en línea, o para los directorios o las tiendas electrónicas, es sólo un tipo de lienzo electrónico. La belleza y la elegancia serán aún más importantes en el diseño de ropa y otras mercancías que algún día se comercializarán a través de la Red, y que hasta llegarán a producirse con el uso de herramientas robotizadas que se encuentren dentro o cerca de los hogares de los clientes. La ubicación en sí misma será cada vez menos importante. Recientemente, a una corredora de bienes raíces de Nevada le gustaron mis sitios en la Red y me pidió que le ayudara a organizar uno para hacerle publicidad a una propiedad que estaba en Arizona; no tenía la menor importancia que yo viviera en Virginia a miles de millas de distancia de donde ella estaba. Podía hasta hablar con ella por un número 800 de larga distancia por cobrar. Para bien o para mal, y será "para mal" si los salarios de miseria son la regla aún en los países avanzados, las actividades como el diseño y la programación de páginas de Internet pueden cruzar montañas y océanos. Los graduados del ITESM que tengan ambiciones disfrutarán de más y más oportunidades para desafiar la geografía y prosperar en sus propias ciudades natales.

En nuestra prisa por crecer en el ciberespacio, sin embargo, tratemos de no olvidar a la tierra misma. El Internet podría reducir y tal vez hasta revertir la migración ambiental y socialmente destructiva de las áreas rurales hacia la Ciudad de México. Más de una cuarta parte de los 96 millones de mexicanos viven en la capital, y la contaminación del aire ha llegado al punto en que no puedes conducir en ciertos días si el número de tus placas no termina en el dígito correcto. Simon Calder, un escritor del periódico Independent, ha conjurado algunas imágenes "Daliescas" para los viajeros que vuelan a la ciudad capital más grande del mundo, entre "un ardiente resplandor color naranja sangre" que "se extiende sobre la totalidad de la vasta arena". Cito sus palabras: "Antes de bajar a la tierra, respiren profundamente. Gran parte de la Ciudad de México se esconde en un hundimiento volcánico bajo una cubierta de smog que causa el ardiente resplandor que sale al encuentro de los aviones que llegan." Calder observa que "la humanidad se puede volver demasiado intensa. Hoy en día, la Ciudad de México tiene tal vez 25 millones de habitantes. Mañana se les unirán 3000 ciudadanos más, mientras la capital se precipita hacia el equivalente demográfico de velocidad terminal. Lleguen pronto, antes de que la ciudad alcance su inevitable final."

Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos utilizar la tecnología para detener esta "velocidad terminal", o tal vez hasta ver cómo algunos de los residentes de la Ciudad de México salen de su hoyo volcánico y regresan gustosos con sus familias a los pueblos de donde salieron? Supongamos que hubiera oportunidades de trabajo en medio de las selvas o de los desiertos. Y ¿qué pasaría si fuera posible que más y más gente desarrollara su trabajo en casa con computadoras, de forma que no tuvieran que mancillar el aire con la inmundicia de sus automóviles?

Esta no es ciencia-ficción para algunos ejecutivos mexicanos que han sido recortados de sus trabajos y han reencarnado en empresarios independientes conectados a la Red desde sus casas. Tampoco es ciencia-ficción para miles de ejecutivos norteamericanos que se encuentran en circunstancias similares. Ni para mi esposa, quien trabaja tiempo completo para una bien conectada asociación educativa que se ubica cerca de Washington, D.C., que trabaja con los miembros del grupo desde sus casas. De hecho, Carly casi nunca se sienta frente a un escritorio; trabaja desde su sillón reclinable favorito tecleando con destreza en una laptop Toshiba a color, comunicándose con cientos de personas cada mes, algunas de las cuales se encuentran al otro lado del planeta, y casi todos ignoran que ella se encuentra sentada en su propia sala. ¿Un sacrificio en la eficiencia? Para nada. Los miembros de la asociación educativa no cesan de elogiar a mi esposa por la alta calidad del servicio que les proporciona. Aunque Carly no es programadora, a menudo utiliza sus conocimientos de la Red para conseguir información que los otros miembros nunca podrían encontrar por sí mismos. Trabaja duro, pero no está en un taller electrónico con sueldos de miseria. De hecho, ha reunido suficiente dinero para su retiro como para prender su televisión a color entre una actividad y otra y ver los reportes del mercado de valores con algo más que un mero interés académico. El futuro electrónico ya llegó para Carly. Ahora, dejemos que alcance a las masas en Chiapas y en la Ciudad de México.

Así que, ¿cómo introducir gradualmente el futuro en las selvas de Chiapas y en los barrios de las metrópolis? Primero, en términos de ingresos económicos, no se puede convertir a las mujeres campesinas en alguien como Carly sin antes salvar el abismo entre el activismo cívico y los negocios. Algunos de sus emprendedores más ambiciosos están apasionadamente desconectados de las actividades relacionadas con el gobierno y de la vida en general, y al menos algunos se han retirado de la realidad mexicana a sus internacionalizadas casas de campo electrónicas. El científico político Jorge G. Castañeda escribió que los "nuevos" empresarios son cada vez más indiferentes al desempeño real de la economía; ellos venden en el extranjero, piden préstamos y forman capitales en el extranjero, tienen sus cuentas bancarias en el extranjero, compran sus seguros en el extranjero y, de vez en cuando, viven y mueren en el extranjero.

En la era del Internet, entonces, algunos empresarios mexicanos pueden ser ya habitantes virtuales de los Estados Unidos. Y sin una buena planeación, las posibilidades sólo podrán empeorar. Hoy en día, mi esposa y yo hacemos casi todas nuestras operaciones bancarias en el Internet, al igual que cientos de miles de personas de clase media en nuestro país; y con la internacionalización de las empresas, no es tan difícil visualizar un mayor flujo de salida de capitales personales de México hacia los Estados Unidos y Europa, sin importar los reglamentos burocráticos. La era del dinero electrónico dinero electrónico, del dinero que se mueve por el éter en forma de bits y bytes encriptados, facilitará esto cada vez más. Pero, ¿está la respuesta realmente en controles de divisas tan estrictos como los de la Gestapo? Difícilmente, dada la creciente facilidad de los embauques. En lugar de esto, tanto las organizaciones como el gobierno, junto con las instituciones educativas, los grupos sin fines de lucro y los trabajadores, deben trabajar en armonía para desarrollar un México para los mexicanos de manera que el dinero doméstico, siguiendo su propio curso, fluya hacia Chiapas de forma que beneficie a los campesinos. La verdadera prosperidad de su país depende de la expansión de una clase media. Esta es la forma en que la elite industrial encontrará un mercado para sus refrigeradores, aparatos de televisión, computadoras y módems y, con el tiempo, máquinas de realidad virtual.

No es una tarea imposible lo de conjuntar las empresas con el resto de la sociedad mexicana para lograr la prosperidad de todos; de hecho, su propia universidad es en sí misma una materialización de las promesas aquí mencionadas. En la década de 1940 un grupo de sabios industriales ayudó a fundar su universidad al estar obviamente conscientes de la correlación entre el conocimiento y la prosperidad. Oportunamente, el ITESM fue la primera escuela mexicana con una verdadera conexión al Internet y hoy en día tiene miles de computadoras, así como conexiones satelitales con 25 campus afiliados.

Pero, ¿cómo puede el ITESM desarrollarse sobre la base de sus logros pasados y popularizar verdaderamente la tecnología? Y es por eso que me encuentro hoy aquí con mis propuestas del Cuerpo de Paz Electrónico y TeleRead, las cuales podrían beneficiarse de la cooperación entre los líderes de la educación, el gobierno, las empresas, los trabajadores y las organizaciones no lucrativas.

Puede ser que no todos estén familiarizados con el término Cuerpo de Paz. Suceden cosas extrañas cuando las palabras viajan a través de las sinapsis de hasta la más inteligente gente que no nació hablando cierto idioma. No, Cuerpo de Paz no quiere decir "Cuerpo Humano de Paz" ni "Cadáver de Paz". En realidad es un "Cuerpo" como el "Cuerpo de Policía" excepto que aquí estamos hablando de paz en lugar de guerra. El Presidente John F. Kennedy le dio inicio al Cuerpo de Paz en la década de 1960 para motivar a los ciudadanos jóvenes a que viajaran al extranjero, aprendieran acerca de nuevas culturas, y a que hicieran amistad con los habitantes de los países en desarrollo mientras los ayudaban a cavar más fosas sanitarias, cosechar más alimentos y educar a sus hijos. El Cuerpo de Paz aún existe y no sólo ha ayudado a países en desarrollo; también ha ayudado a que los que participan en este programa se desarrollen como maestros, como administradores, como humanos.

Yo tenía metas similares cuando propuse un Cuerpo de Paz Electrónico en Estados Unidos hace cerca de una década y media. En ese tiempo, mientras hacía la investigación para mi libro The Silicon Jungle (La Jungla de Silicio), les ayudé a Arthur C. Clarke y al director y escritor Peter Hyams a formar un enlace computacional trans-Pacífico para que escribieran el guión de la película 2010. La conexión entre Los Angeles y Sri Lanka permitió que los dos lograran más, mucho más, que si hubieran estado a merced de los costosos Telex, aún en aquellos días arcaicos de los módems de 300 baudios. Ellos podían discutir detalles mucho más fácilmente que por teléfono. ¿Y qué es la tecnología sino lo mismo, detalles? Publiqué la idea del Cuerpo de Paz Electrónicos en Computerworld, InfoWorld, en el Mercury News de San José, en el Herald de Miami, en el Herald-Examiner de Los Angeles, en el Post de Washington y en muchos otros periódicos, y un tal Jerome Glenn, que había sido consultor para el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos se comunicó conmigo y me dijo que él ya había estado utilizando una terminal de computadora para transmitir conocimientos a Puerto Príncipe, Haití. Más tarde descubrí que en ese tiempo había por lo menos otro experto en desarrollo conectado en línea desde el campo de acción, en este caso desde unas remotas islas del Pacífico hasta los Estados Unidos. El sueño era razonable y en una pequeña forma ya se había convertido en realidad.

A un ex-director de capacitación del Cuerpo de Paz llamado Roger Nicholson le gustó mi propuesta del Cuerpo de Paz Electrónico y William F. Buckley, Jr., un prominente columnista conservador, escribió varias excelentes columnas acerca de la idea y hasta me ayudó a introducirla en su National Review (Análisis Nacional). Lo que es más, tuve la satisfacción de enterarme o de leer acerca de los "Cuerpos de Paz Electrónicos" de otras personas después de haber propuesto el mío. Lluvias de ideas similares han llegado hasta el futurista George Gilder, a uno o dos ejecutivos de computación aislados, a una luminaria de la sociedad del Internet, al mismo Nicholas Negroponte [bajo el nombre de "School Corps" (Cuerpo Escolar)], hasta a un ex agente de la CIA; aunque parece que yo fui el primero y casi seguramente el primero en ser publicado. No acusaría a nadie de plagio. Las palabras "Cuerpo de Paz Electrónico" deben estar genéticamente grabadas en la mitad de los cerebros del planeta, y yo estoy menos interesado en reclamar el crédito que en ver que un Cuerpo real y latente llegue a existir.

Mientras tanto he estado refinando mi propia visión. Al principio, Jerry Glenn me recordó que Washington debe no solamente iniciar su propio Cuerpo de Paz Electrónico, sino también motivar a los países del Tercer Mundo a que se unan e inicien el suyo propio. Y hoy voy a dar un paso más allá y voy a sugerir que México se convierta en guía del resto del mundo y establezca un Cuerpo de Paz Electrónico nacional que, si tiene éxito, pueda también proporcionarles ayuda a otros países y trabaje algún día con un Cuerpo de Paz Electrónico Internacional o de las Naciones Unidas. Dejen que Washington tenga que ponerse a la par de la Ciudad de México. Mientras más pronto inicie México su propio Cuerpo de Paz Electrónico, más fácilmente podré persuadir a los Estados Unidos de que establezca otro.

El hecho de que me encuentre en el ITESM para discutir la idea es totalmente adecuado. De los miembros del Cuerpo de Paz Electrónico Mexicano solamente unos cuantos serán egresados del ITESM y de otras universidades mexicanas o tal vez sean estudiantes que estén tomando un descanso de sus cursos regulares. También podrían participar personas mayores. De hecho, muchos de los miembros del Cuerpo podrían ser empleados de teléfonos que estén tomando un receso en su trabajo para adquirir nuevas habilidades técnicas y organizacionales

Lo que es más, algunos de los miembros muy cuidadosamente seleccionados podrían provenir de los Estados Unidos y de otros países. Muchos de ellos, de hecho, podrían permanecer en sus lugares de residencia y enlazarse electrónicamente con los mexicanos en el lugar de los hechos para ofrecer su ayuda a los pueblos remotos. Por ejemplo, tomemos a Patrick and Jacqueline Duffy-Saenz, una pareja que trabajó en Uruguay con el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos. Con gran satisfacción ellos me hablan sobre cómo enlazaron escuelas de Uruguay al Internet y ahora les encantaría poder utilizar la Red para compartir su experiencia en educación con las áreas rurales de México. La gente que ha regresado de trabajar con el Cuerpo de Paz, que trabaje tiempo completo o medio tiempo, serían ideales para el Cuerpo de Paz Electrónico mexicano. Ustedes podrían coordinar algunas actividades con el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos y tal vez con una agencia del Cuerpo de Paz Electrónico que trabaje dentro o en conjunción con el Cuerpo de Paz normal. Así mismo, puedo ver un Cuerpo de Paz Electrónico mexicano y un contraparte en los Estados Unidos como una forma de ayudar a que se cumplan las leyes ambientales y las leyes de seguridad y trabajo que acompañan al Tratado de Libre Comercio de Norte América. No es de sorprenderse que un oficial que trabaja en un área del gobierno de los Estados Unidos que está relacionada con la seguridad de los alimentos se haya interesado mucho en el concepto del Cuerpo de Paz Electrónico cuando hablé de él en una lista de correos que inició la Casa Blanca. Él y sus contrapartes mexicanos pudieron darle mejor seguimiento a las actividades del otro e intercambiar información tecnológica.

Claramente, en muchos aspectos, el Cuerpo de Paz Electrónico mexicano podría ser un esfuerzo internacional. Pero los ciudadanos mexicanos formarían este Cuerpo de Paz Electrónico y establecerían sus objetivos. Y al suceder esto, la ayuda podría moverse en ambas direcciones. Los campesinos familiarizados con los remedios tradicionales podrían guiar a los investigadores farmacéuticos de los Estados Unidos a descubrir nuevos medicamentos, y los trabajadores sociales en México podrían tener la solución para resolver problemas en Los Angeles y en Nueva York.

De donde quiera que vinieran los miembros del Cuerpo de Paz mexicano, serían como sus contrapartes en el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos: los más brillantes, más trabajadores y más dedicados de su generación. El Cuerpo de Paz mexicano podría irse formando gradualmente en lugar de correr el riesgo de tener estándares bajos.

Un pequeño proyecto de demostración podría comenzar aquí en el ITESM y ser un esfuerzo multidisciplinario de los departamentos de administración de empresas e ingeniería, con una dosis saludable de asistencia de parte de los otros departamentos y facultades como se fuera necesitando. Tal vez, después de recibir cierta preparación cultural (por ejemplo, instrucciones sobre cómo trabajar con indígenas) los miembros del Cuerpo irían a regiones rurales y les ayudarían a los habitantes locales a iniciar pequeñas compañías de telecomunicaciones con una alta capacidad de respuesta a las necesidades en áreas como la educación, agricultura, empresarial, salud pública, etc.

Su Cuerpo de Paz Electrónico podría construirse sobre buenos trabajos que ya existan con alta tecnología aquí y en otros países. El Dr. Luis Federico Higgigns Guerra ha colaborado con sus colegas para iniciar la Red Mexicana de Anestesiología, acerca de la cual ha escrito en The Internet Journal of Anesthesiology (La Revista de Anestesiología en Internet). Aún dentro de los Estados Unidos se podrían mejorar nuestras prácticas en anestesiología. Me puedo imaginar cómo es la situación en los pequeños poblados de México. Pero gracias al buen trabajo del Dr. Guerra y de otros, los doctores en el campo de trabajo pueden conectarse a la Red para obtener información acerca de los mejores conocimientos de especialistas en México y otros lugares. De acuerdo al Dr. Guerra, en 1996 únicamente 3% de los doctores en su país estaban conectados al Internet. Piensen en lo útil que sería el Cuerpo de Paz Electrónico para poner a más doctores en línea.

De otra manera, también, aquí estamos hablando acerca de salvar vidas. Mientras mejor sea el sistema de comunicación, por ejemplo, más fácil es para los investigadores en salud pública darles seguimiento a enfermedades del tipo del SIDA o darle a la gente la cura más eficaz para otras enfermedades malignas. En Zambia, por ejemplo, un doctor salvó a un hombre de una rara forma de malaria gracias a que el doctor pudo enviar un correo electrónico a Londres y recibir información del tratamiento adecuado.

Los beneficios médicos no son lo único que se podría obtener de un Cuerpo de Paz Electrónico. Pequeñas compañías de telecomunicaciones alimentadas por el Cuerpo ofrecerían teléfonos públicos, no únicamente privados, así como acceso a bajo costo o gratuito a la Red por medio de centros comunitarios: cafés cibernéticos rurales no sólo con teléfonos y computadoras sino también alimentos y bebidas. Podemos llamarles "munytels" e introducirlos en las vidas de la gente. Los pequeños agricultores en regiones rurales, por ejemplo, podrían utilizar estos centros comunitarios para estar informados acerca de los precios de los productos en el extranjero y, de una forma más cómoda, cambiar el tipo de cosecha de productos básicos a cosechas de productos que tengan demanda internacional. Los agricultores y otros podrían obtener micro préstamos a través de los "munytels", pequeños préstamos que los representantes de los bancos podrían administrar más fácilmente a distancia debido a la eficiencia de las computadoras y de las redes. Y los hijos de padres analfabetas podrían ir a los "munytels" y encender las computadoras para escribir cartas en lugar de sus papás y mamás, tal como lo están haciendo hoy en día en algunos pueblos de Africa. Qué combinación: tecnología y educación. Imaginen los nuevas incentivos para aprender a leer y las nuevas oportunidades que tendrían los jóvenes instructores de alfabetización en poblaciones aisladas para comunicarse entre sí y mejorar sus técnicas profesionales. Las máquinas por sí mismas no son suficiente para triunfar sobre el círculo vicioso que envía a la gente pobre con ambiciones a la Ciudad de México y al Río Bravo; tampoco lo es la gente que trabaja aislada, pero juntos podrían ser invencibles.

Si se repiten a través de una generación, estos esfuerzos ayudarían a los empleados y a los patrones por igual, y también a los emprendedores, a encontrar nuevas oportunidades en lugares como Chiapas. E irónicamente, esto reforzaría las antiguas costumbres. La pobreza ya no dividiría a tantas familias ni forzaría a los más ambiciosos a huir a la Ciudad de México o a Los Angeles; más padres de familia podrían permanecer en casa a ver crecer a sus hijos y confortar a sus padres cuando lleguen a la tercera edad. Los beneficios, como ya lo han visto, podrían extenderse más allá de los programadores de computación a los artistas, comercializadores, artesanos y a otros que podrían más fácilmente venderles a sus clientes tanto dentro como fuera de México. No sólo eso, los crecientes grupos de profesionistas en las áreas rurales tendrían más necesidad de empresas como restaurantes y bancos, aumentando más las oportunidades de empleo. Esto es lo que México podría fomentar con un Cuerpo de Paz Electrónico y con el estímulo de pequeñas compañías telefónicas orientadas al servicio local, en lugar de llevar a cabo una confusa desregularización sin acompañarla de la sensibilidad necesaria hacia las necesidades de la sociedad.

El Cuerpo aprovecharía la motivación de obtener ganancias, pero dentro de ciertos límites. Las compañías telefónicas locales se establecerían como empresas sostenibles que eventualmente obtendrían ganancias. Tal vez Telmex y otras compañías similares tendrían grandes intereses minoritarios para hacer que esta perspectiva fuera atractiva para las compañías telefónicas existentes, lo cual ayudaría a pagar los servicios de los miembros del Cuerpo. Las compañías telefónicas grandes se beneficiarían con la comercialización, así como con la investigación y el desarrollo. Pero las necesidades locales, por encima de todo, establecerían los lineamientos de las compañías locales pequeñas. Entre otras cosas, las compañías enfatizarían la propiedad del empleado todo lo posible, donde los trabajadores la adquirirían en forma gradual con base en su antigüedad con amplios incentivos para retener sus acciones en lugar de vendérselas a los ricos.1

Al mismo tiempo los miembros del Cuerpo y sus futuros patrones también tendrían ventajas. Los miembros desarrollarían habilidades técnicas y empresariales, y obtendrían asesoría de los voluntarios mayores a través de redes telefónicas y de computación. Una vez familiarizados con las necesidades del mundo real, los miembros serían más valiosos como empleados corporativos y como empresarios más adelante. Las grandes corporaciones, mexicanas y extranjeras, disfrutarían de sus propios beneficios, en formas que incrementaran las carreras técnicas de los miembros. El Cuerpo podría experimentar en el interior con nuevas tecnologías, incluyendo todo desde celulares hasta voz transmitida por TCP/IP.

Lo que es más, el Cuerpo de Paz Electrónico ayudaría a resolver un problema que se describe en el libro Telecommunications and Economic Development (Telecomunicaciones y Desarrollo Económico) (publicación del Banco Mundial de la Imprenta de la Universidad Johns Hopkins, 1994). Los tres autores hablan acerca de las dificultades que pueden experimentar los países en desarrollo al llevar a cabo grandes proyectos de telecomunicaciones y elevar el nivel de su tecnología. Las economías a escala se pueden balancear por los retos de manejar grandes proyectos y de responder a las necesidades de cada comunidad. Al combinar un enfoque de orientación local con fondos de compañías de la envergadura de Telmex, el Cuerpo de Paz Electrónico podría ayudar a superar las paradojas que describen Robert J. Saunders, Jerey J. Warford y Björn Wellenius. Espero, por cierto, que se publique una tercera edición de su libro y que ésta documente los beneficios económicos creados por las redes de telecomunicaciones que mejoraron con el Internet. En el volumen existente, los autores establecen el caso de que el retorno de la inversión de los proyectos de telecomunicaciones respaldados por el Banco Mundial puede alcanzar hasta un 40% en algunos casos si se considera no sólo el ingreso proveniente de los sistemas telefónicos, sino también los beneficios al transporte, el turismo, la banca y otras tentativas. Imagínense, entonces, toda la prosperidad que un Cuerpo de Paz Electrónico ayudaría a disfrutar en todo México con la tecnología del Internet en las manos de las masas así como en las de la comunidad empresarial. El Cuerpo no arrojaría alegremente teléfonos, computadoras y módems por paracaídas a las pequeñas poblaciones o barrios urbanos, sino que los voluntarios podrían mostrar pacientemente cómo utilizarlos para mejorar la calidad de vida.

Esto no es solamente por mencionar otro beneficio. Siguiendo con la tradición del nombre, el Cuerpo de Paz Electrónico podría ciertamente alentar la paz interna. Una organización de este tipo podría estimular una mejor comunicación entre los campesinos, la Ciudad de México y el mundo en general, y les facilitaría a los indígenas y a otros el reporte de amenazas contra su seguridad personal. El Presidente Zedillo ha colocado en su página oficial de la Red una declaración en condena de la masacre de Acteal. Lo mismo haría su apoyo a un Cuerpo de Paz Electrónico, entre las formas de demostrar su preocupación, más allá del hecho de que reafirmaría el interés que demostró en las áreas rurales cuando era Secretario de Educación Pública. Él podría hasta querer estimular el uso de observadores internacionales para certificar que la diseminación de ayuda tecnológica no ha favorecido a un partido o ideología más que a otro. Los mexicanos, a su vez, garantizarían resultados similares en otros países con el Cuerpo de Paz Electrónico. Estas son únicamente sugerencias amigables para responder a inquietudes que podrían surgir en los Estados Unidos; por favor no las tomen a mal.

También puedo predecir aún otra objeción. ¿No debería México llevar a cabo una evaluación profunda de conocimientos y pasar por todos los demás cedazos antes de iniciar un Cuerpo de Paz Electrónico? Mi respuesta sería la siguiente: Terminen cualquier evaluación que estén efectuando actualmente. Pero el gobierno debería ver más allá de lo que la gente está haciendo actualmente con la información y tratar de educarse a sí mismo y a los mexicanos promedio acerca de las nuevas posibilidades. Déjenme darles un ejemplo. Durante décadas y décadas yo sobreviví sin un programa de traducción ubicado en la Red. ¿Y por qué no? Yo no podía ni siquiera visualizar mi necesidad de ello, y era demasiado tacaño como para comprar un software de traducción. Entonces mi esposa, mientras navegaba en la Red, descubrió el servicio gratuito de traduccion de Alta Vista, que como por arte de magia convierte pequeños pasajes del español al inglés. Y de pronto yo tenía una herramienta más que utilizar para la investigación de este discurso. Obviamente yo nunca había considerado la posibilidad si al ser entrevistado por una agencia gubernamental me hubieran preguntado: "OK, Señor Rothman, ¿cuáles son sus necesidades de información?" Así que aunque las evaluaciones de conocimientos ocupan un cierto lugar, es importante probar tecnología y programas nuevos aún antes de que se terminen todos los estudios.

No, ni siquiera he llegado a la principal objeción. ¿Y quién pagaría por un Cuerpo de Paz Electrónico mexicano? Este no es exactamente el tipo de actividad para la cual el Banco Mundial proporcionaría fondos, ¿verdad?. Incorrecto. Extraoficialmente, un miembro del Banco Mundial me dice que un pequeño proyecto de demostración en el ITESM podría caer dentro de los lineamientos del programa InfoDev. Vean en Internet las listas de correos del Banco Mundial. ¿Por qué no beneficiarse de la sabiduría acumulada de otros que están interesados en las telecomunicaciones para el desarrollo, incluyendo a aquéllos que ya han captado el interés del Banco? No hay garantías. Ustedes estarían compitiendo con otros proyectos que cumplen con los lineamientos. Pero el Banco parece ser el que más sabe acerca de estos asuntos. Además del Banco Mundial, existen muchas otras posibilidades que van desde la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, hasta fundaciones como la Rockefeller o la Carnegie, o filántropos como George Soros o Ted Turner, o aún Bill Gates, siempre y cuando ustedes puedan mantener bajo control su instinto primario de Windowizar todo el cosmos y ayuden a vaciar sus bodegas de CD-ROM (no estoy prejuiciado: utilicé Microsoft FrontPage para adaptar este discurso para la Red). ¿Y en casa? Carlos Slim, el inversionista mayoritario de Telmex podría trabajar con su compañía y con el sindicato de trabajadores de las comunicaciones y utilizar sus 6 mil millones para ayudar a cambiar la imagen de México. Podría hasta ganarse algunos pesos adicionales. Después de todo, las compañías telefónica locales podrían convertirse en empresas sostenibles con inversiones considerables de Telmex y otros gigantes de las comunicaciones; estamos hablando menos de limosnas que acerca de dinero de arranque y de retornos de la inversión en el futuro. Aún más, aunque un Cuerpo de Paz Electrónico Mexicano podría experimentar con nueva tecnología, también podría ahorrar dinero cuando las máquinas 386 viejas y otras similares fueran suficiente. Hay corporaciones en los Estados Unidos que actualmente están regalándoles miles de computadoras a grupos no lucrativos y podrían interesarse en enviar hardware similar a México si contaran con las deducciones de impuestos adecuadas por hacerlo. Aún ahora, en los Estados Unidos, una computadora modelo 386 con capacidad de acceso a la Red puede costar menos de $100 dólares si saben dónde buscarla. Lo que es más, muchos jóvenes que están en las áreas rurales podrían querer aprender acerca del hardware de primera mano construyendo ellos mismos las máquinas, tal y como lo han hecho algunos en los Estados Unidos. Así que las computadoras no tendrían que ser tan costosas como muchos podrían suponer. Es sorprendente o que puede hacer el frugal con la tecnología que no se encuentra entre lo más avanzado.

Añadan todos esos factores y las preguntas de ¿quién lo va a pagar? y ¿cuánto cuesta? no serán tan intimidatorios como lo serían de otra forma.

Además del Cuerpo de Paz Electrónico, México podría considerar otro programa en el campo de la informática, una biblioteca digital nacional llena de libros que cualquier niño en edad escolar podría leer gratis, o al menos a un costo mucho menor que si dicha biblioteca no existiera. En el TeleRead, como yo le he llamado, los libros estarían disponibles en el Internet o a través de CD-ROMs y tecnologías similares. Es urgente que México y otros países luchen ahora con los problemas de la propiedad intelectual, en lugar de ver que el genio del "pago por leer" reine sin control. No podemos obtener todo gratis en línea. Pero especialmente en lo que se refiere a los libros, debemos intentarlo de la mejor manera posible, porque ellos estimulan el pensamiento continuo, que es un requisito previo para el crecimiento de una democracia con sentido, sin mencionar el desarrollo completo de la fuerza de trabajo.

En la era actual del papel existe una seria escasez de libros, y no solamente en México. Patrick and Jacqueline Duffy-Saenz recuerdan sus días en el Cuerpo de Paz en Uruguay donde, "un maestro ganaba cerca de $90 dólares al mes, un libro costaba más de $100 dólares, y los maestros no tenían idea de cómo utilizar la Red más que para enviar y recibir correo electrónico." En los Estados Unidos los libros no son artículos de tanto lujo, pero en un año reciente, el sistema bibliotecario del Condado de Shasta en el estado de California gastó 25 centavos de dólar del dinero de impuestos al año por ciudadano, en libros y otras propiedades intelectuales. Mientras tanto, en el adinerado suburbio de Beverly Hills en Los Angeles, el sistema de bibliotecas ha gastado $34 dólares por ciudadano, o más de 100 veces lo que gastó Shasta. La respuesta no es quitarles los libros a los habitantes de Beverly Hills o de los sectores elitistas de la Ciudad de México, sino ponerlos en línea para que todos los estudiantes los compartan simultáneamente, sin importar si sus padres manejan un Mercedes o una carreta tirada por un burro. La tecnología de las pantallas para los libros electrónicos está mejorando, y los precios de los equipos nuevos están disminuyendo; eventualmente, las computadoras costarán no más que los radios. Además, hay forma de evitar las pantallas borrosas si la necesidad de libros es suficientemente grande. Los bibliotecarios en las áreas rurales, por ejemplo, podrían recorrer una biblioteca TeleRead en busca de libros con temas de interés local e imprimirlos (en máquinas baratas de matriz de punto, utilizando cintas reciclables y el papel más barato) para que circulen de un lector a otro. A la élite le interesa el empaque, las ediciones encuadernadas en piel; las masas, si es necesario, podrían agenciárselas muy bien con las palabras únicamente, gracias. Los niños responden mejor a los libros con temas acerca de los cuales tienen más interés. El libro adecuado podría muy bien ser la diferencia entre ser un lector y no ser aficionado a la lectura.

Sí, las bibliotecas nacionales estilo TeleRead podrían también beneficiar a los académicos. Los pesimistas del financiamiento económico han asediado las bibliotecas universitarias de todo el mundo. Aún en los Estados Unidos y Canadá, algunas universidades están reduciendo el número de subscripciones a publicaciones académicas porque los editores les están cobrando en exceso. Por supuesto que algunos académicos están publicando directamente en la Red. Pero, aunque me encanta la Red, no es un sustituto de una biblioteca. Puede ser difícil encontrar la información correcta, y en muchos casos no existen los mecanismos usuales para evaluar la calidad de la información. Más allá de esto, los enlaces en la Red van y vienen. Cuando mi papá falleció hace poco más de un año me enlacé a los obituarios electrónicos del Post de Washington, sólo para encontrarme con que el artículo había desaparecido. Estos enlaces perdidos pueden parecer lo más trivial. Pero no lo son. Los enlaces perdidos son un serio impedimento para aquéllos de nosotros a quienes nos gustaría enlazarnos al resto del mundo desde nuestras páginas en la Red y también estimular a nuestros grupos cívicos a que hicieran lo mismo; interfieren con nuestro deseo de mantener la Red como un medio de "muchos para muchos". Y dentro del mundo académico el daño es aún más severo. Los eruditos a menudo desarrollan conocimientos nuevos porque pueden exploran materiales fuera de sus dominios usuales y beneficiarse de los afortunados descubrimientos accidentales. El científico Vannevar Bush, al escribir en The Atlantic Monthly de julio de 1945, hizo un llamado para que la tecnología ayudara a consolidar el conocimiento: "El concepto de la Ley de la Genética de Mendel se le perdió al mundo durante una generación porque su publicación no les llegó a los pocos que poseían la capacidad de entenderla y extenderla; este tipo de catástrofe se está repitiendo sin lugar a dudas a nuestro alrededor ya que los verdaderos e importantes logros se pierden en la masa de lo inconsecuente."

Aparte de esto, consideren los beneficios que las bibliotecas estilo TeleRead podrían ofrecerle al mundo de corporativo. No es coincidencia que algunos conservadores en pro de las empresas como William F. Buckley, Jr., se encuentren entre los proponentes más fuertes del TeleRead. Los investigadores y empresarios, que son los mismos que seguramente allanarán el camino para un nuevo medicamento para el cáncer o para una práctica computadora óptica, trabajarían mejor con una selección de libros y artículos más amplia.

Sin embargo, ¿quién seleccionaría los libros a incluir en una biblioteca de TeleRead? Muchos bibliotecarios en muchas ciudades, así como los bibliotecarios de las universidades y las bibliotecas de investigación de élite, designarían a los candidatos para regalías. Y los escritores y editores comerciales podrían apostar capital inicial para calificar en la obtención de regalías en los libros, o para incrementar la cantidad de dinero que ciertos títulos podrían obtener en el futuro. El pago se haría de acuerdo con el número de marcajes telefónicos, así como el sistema actual recompensa la popularidad; evitemos una burocracia cultural al estilo soviético. Más aún, una biblioteca estilo TeleRead no obligaría a los editores a participar, y podrían publicar los libros usuales en papel o vender el pago por leer. En la mayoría de los casos, sin embargo, ellos eventualmente también querrían estar en las colecciones de TeleRead; es ahí donde estaría el verdadero mercado. TeleRead podría hasta depender de algunos de los mismos mecanismos de seguimiento del pago por leer que algunos editores están desarrollando para darle seguimiento a las ventas de ciertos títulos, excepto que aquí el pago sería efectuado por la biblioteca digital nacional, y no por cada lector.

Muchos editores, adecuadamente informados, podrían de hecho apoyar dicha idea. A pesar de todo el entusiasmo sobre los vendedores de libros en línea como Amazon.com, a los libros no les está yendo nada bien bajo el sistema actual, ni siquiera en los Estados Unidos. De hecho, el número de libros de pasta dura con nivel para adultos que se vende en los Estados Unidos se ha reducido con la competencia de otras actividades incluyendo, sí, el Internet en un porcentaje pequeño. Esta distracción sólo se incrementará en el futuro.

Aún sin un uso extenso de la Red en México, sus propios escritores y editores de libros han resultado afectados. Un editor mexicano de nombre Rafael Pérez Gay, hizo la siguiente observación cuando publicó un artículo en el Times de Los Angeles el 19 de septiembre de 1997: "En el año dorado de 1976, por cada libro que se imprimía en México, se imprimían dos en España; hoy, por cada libro que se publica en México, España publica más de 20." La Red, sin embargo, podría cambiar eventualmente la economía de las publicaciones y ayudarles a los escritores en México y en otros países en desarrollo a encontrar público en casa. Aún en los Estados Unidos, los escritores deben luchar. Todos los escritores de mi país ganan tal vez $6 mil millones de dólares al año en regalías internas de libros, o alrededor de un tercio de la cantidad en la que se incrementó la riqueza de Bill Gates en menos de 12 meses por medio de sus propias actividades en el área de la propiedad intelectual. Cuando se trata de compensar al escritor típico, aún mi país sigue siendo un gran taller con sueldos de miseria. Un autor gana menos del 10 o 15 por ciento del precio de venta al público del libro, con un adelanto que puede ser únicamente de $5,000 dólares o hasta menos, aunque haya trabajado en el proyecto por años. ¿No sería una idea sabia el refinar la tecnología para que los lectores no tengan que pagar cartón, tinta, transporte y la burocracia de la comercialización que consumen la mayor parte del precio de venta? Lo cual no es ser anti-editoriales. Las buenos le añadirían valor al trabajo de los escritores al efectuar edición inteligente y otros servicios, y por lo tanto ambos sobrevivirían y se desarrollarían.

Pero, ¿cómo pagaría México una biblioteca nacional estilo TeleRead? Podría comenzar siendo muy pequeña y crecería conforme se dispusiera de más dinero proveniente de impuestos y a como el costo se justificara por sí mismo.

Durante años he estado proponiendo el refinamiento y uso de máquinas con forma de tablilla que tengan pantallas de alta definición con interfaces de pluma que funcionen no solamente para leer libros, sino también para llenar formas para el comercio electrónico. Al dar un golpe en la pantalla con un estilete electrónico, ustedes podrían moverse de un sitio a otro con un libro, por ejemplo, y para escribir podrían utilizar el reconocedor de voz de un teclado con cable (con la máquina colocada a una altura cómoda utilizando un pedestal con cables retraibles). Con el mismo estilete o reconocedor de voz podrían llenar sus formas fiscales. Podrían utilizar estas computadoras en un sofá o en la mesa de la cocina, en lugar de tener que irse a su estudio y encender su computadora cada vez que quisieran comprar algo o transferir fondos electrónicamente.

Los beneficios potenciales para las empresas y el gobierno son enormes, y a largo plazo justificarían fácilmente el costo de TeleRead. Consideren un banco. Las transacciones electrónicas cuestan sólo una fracción de las que se llevan a cabo en forma tradicional, de forma que los bancos podrían gastar menos en papeleo y pasarles esos ahorros a sus clientes. Los formularios inteligentes, capaces de marcar o de eliminar las entradas erróneas, reducirían el número de errores en las solicitudes de hipoteca o en los documentos de los impuestos sobre la renta. Construyan su economía alrededor de clientes automatizados, no sólo de burocracias y corporaciones automatizadas, y los ahorros al paso de los años se contarán en miles de millones. Los gobiernos, tal vez en acción conjunta, podrían apresurar el proceso ofreciéndole "una zanahoria" al Valle del Silicio y a los fabricantes de computadoras en otros países además de los Estados Unidos. Podrían prometer la donación de fondos a bibliotecas que compren computadoras para TeleRead para asegurar un mercado básico. Casi todas las TeleLectoras terminarían siendo de propiedad privada, sin embargo, ya que las máquinas de las bibliotecas estimularían el interés de los clientes que las pidieran prestadas, y terminarían comprando la suya propia. Esto significaría un incremento en las ventas y, a su vez, precios más bajos. Y por supuesto, al crecer el tamaño de las bibliotecas TeleRead, aumentaría la utilidad y la popularidad de estos aparatos, dándole aún otro impulso al comercio en línea.

Mientras tanto, para ayudar a iniciar una biblioteca mexicana estilo TeleRead y asegurar la más amplia selección de títulos, algo de filantropía privada bien informada sería como caída del cielo. Tal vez Carlos Slim pueda ser un mejor Carnegie que nuestro Bill Gates. Por supuesto, para mí no habría problema si Gates quisiera ser un Gates más generoso, ya sea en los Estados Unidos o en México, o en ambos lugares.

Otro asunto es si trabajar para formar una verdadera biblioteca mundial o una serie de bibliotecas nacionales. Yo preferiría comenzar al menos con bibliotecas nacionales, dados los retos de superar las diferencias culturales y políticas. A través de catálogos maestros, los lectores que estén interesados realmente podrían eventualmente llevar a cabo búsquedas de literatura de interés para ellos a escala mundial desde diferentes bibliotecas nacionales. Pero el financiamiento real de los libros podría manejarse país por país para que, por ejemplo, los iraquíes no estuvieran continuamente en discordancia con las bibliotecas en los Estados Unidos por causa de libros referentes al Medio Oriente. O podría haber un sistema bajo el cual los lectores pudieran comprarles sus libros directamente a bibliotecas de otros países, o a editores extranjeros, o tal vez hacerse de suscripciones a bajo precio.

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Ahora ustedes ya conocen mi forma de pensar acerca de "Cómo puede ayudar la Tecnología a Chiapas y la Ciudad de México." No soy experto en lo relativo a sus propias políticas de informática, pero virtualmente todo lo anterior parece ser consistente con las metas del Presidente Zedillo que se presentan en la World Wide Web. Sus expertos en planeación le hacen un llamado al sector público para que inspire un "nuevo desarrollo en la informática en otros sectores por medio de la automatización de sus servicios y la introducción de tecnologías innovadoras y nuevas aplicaciones." Y de manera similar, el gobierno de Zedillo quiere "estimular el uso de la tecnología y el acceso a los servicios informativos a través de redes en las organizaciones del sector social, así como en la población en general." El Cuerpo de Paz Electrónico y TeleRead harían ambas cosas, y espero que la administración de Zedillo y el Congreso mexicano mantengan un criterio abierto. Mientas tanto, por favor siéntanse libres de darle seguimiento a lo mencionado anteriormente con preguntas en persona o vía correo electrónico a rothman@clark.net. Lo que es más, pueden ver una versión más amplia de esta conferencia en inglés, así como los enlaces que la acompañan en http://www.teleread.org/mextech.htm. Ojalá llegue el día en que Alta Vista contenga más referencias al Cuerpo de Paz Electrónico y proyectos mexicanos similares que a las tragedias de Chiapas, no porque debamos olvidarnos de las masacres, sino porque hay tanto trabajo por hacer para mitigar las condiciones que llevaron al conflicto y a la matanza. Gracias.

 

1Otros modelos empresariales pueden ser las cooperativas propiedad de los usuarios, o las compañías que sean propiedad de los empleados, o cooperativas de usuarios en sociedad con compañías telefónicas existentes. Los modelos podrían variar de acuerdo con las necesidades locales, que es la consideración más importante de esto. En los Estados Unidos, el modelo de cooperativas aceleró mucho la electrificación rural durante la Gran Depresión de la década de 1930 y los años posteriores. Regreso al texto principal.

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David H. Rothman (rothman@clark.net) es autor de of NetWorld! (Prima Publishing, 1996) y otros libros relacionados con la tecnología y también contribuye con Scholarly Publishing: The Electronic Frontier  (The MIT Press y la American Society for Information Science, 1996). Es autor de Copyright and K-12: Who Pays in the Network Era?, un ensayo en línea publicado por el Departmento de Educación de los Estados Unidos. Las opiniones que aquí se expresan son las de su autor y no necesariamente las de otras personas u organizaciones. Él desea darle crédito a Douglas J. Kennet por las fotografías de la choza a la orilla del agua en Chiapas, y por esa inimitable línea verde. Rothman exhorta a otros a que se enlacen a esta página y a que obtengan reproducciones impresas o electrónicas. No se necesita ningún permiso para uso no comercial. Material original para esta página © 1998 por David H. Rothman. Gracias a Monica de Leon de Infiniti Consultores por la traducción y edición de esta página, y por su trabajo como intérprete en la conferencia impartida en el ITESM.

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